Hijo del también escultor Carmelo Vicent, con el que inició su formación que luego fue continuada en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando de Madrid. En 1935 le concedieron la Pensión Piquer para ampliar estudios en Roma y Florencia y en 1951 la Bolsa de Estudios del Instituto Italiano de Cultura, que le llevó a Perugia. Fue catedrático de Escultura de la Escuela de Bellas Artes de Valencia desde 1947 y en 1981 obtuvo la cátedra en la Facultad de Bellas Artes de Madrid. Obtuvo importantes premios entre los que hay que destacar la Tercera Medalla en la Nacional de Bellas Artes en 1945 por su obra “El mártir”; Segunda Medalla en 1948, por “La Música Profana y La Música Religiosa”; y Primera Medalla en 1950, por “Aguadoras”. En 1982 se inauguró el Museo Octavio Vicent de Jijona (Alicante), que alberga la más nutrida representación de su obra. Es el escultor valenciano con más obras públicas en la Comunidad Valenciana, aunque la popularidad la obtuvo con la realización en 1981 del monumento al naturalista Félix Rodríguez de la Fuente para el Zoológico de Madrid sufragado por cuestación popular. El crítico de arte Carlos García-Osuna escribe en su libro sobre el escultor: “Octavio Vicent representa en sus figuras la claridad iluminada del Mediterráneo. Los acontecimientos humanos modulan el acento, y la desnudez representa la verdad, una sensualidad cierta, pero contenida, que nunca llega a la obscenidad. Sus esculturas, fundamentalmente las que tienen a los cuerpos desnudos femeninos como protagonistas, exaltan la belleza, hacen gala de simplicidad armónica y la serenidad de sus rostros es una constante, así como la tranquilidad, el reposo y el sosiego de las formas plasmadas que no renuncian, sin embargo, a la rotundidad que consigue con la utilización del bronce como material expresivo”. [...]