Biografía
La primera noticia suya que se tiene es que era ya graduado de bachiller y licenciado en Leyes por la Universidad navarra de Irache, cuyos grados había alcanzado el 27 de abril de 1615, cuando tomó el hábito benedictino en el monasterio de San Benito el Real de Valladolid el 17 de mayo del mismo año, cambiando su nombre de pila Juan, por el de Antonio. Luego de ser ordenado sacerdote fue nombrado ayudante del padre Antonio de Yepes en la confección de su famosa Crónica General de la Orden de San Benito y de sus sucesores Jerónimo Martón, Martín Martínez y Diego Ponce de León. Habiendo renunciado este último al cargo de cronista general, el padre Cantabrana lo solicitó para sí al Capítulo General de 1645, pero no lo obtuvo hasta después de la muerte del padre Juan de Cisneros, archivero de la Congregación, que vivía en el monasterio de San Zoilo de Carrión de los Condes (Palencia), mientras tanto fue rector del Colegio de Infantes del Monasterio de Valladolid (1647-1649). De manera que el Capítulo General siguiente celebrado en 1649 le nombró cronista general, dándole exenciones de coro, de misas y de abad pasado; y el de 1653 le confirmó en el cargo y en las exenciones, añadiéndole el privilegio de mesa mayor en todos los monasterios que visitara. Fue abad de los monasterios de San Benito de Zamora (1629-1630) y de San Vicente del Pino, de Monforte de Lemos (Lugo) (1652-1654). Antes había sido dos veces prior de su monasterio de Valladolid, y siéndolo se graduó en Filosofía, Teología y Cánones en la Universidad de Irache el 12 de agosto de 1640. Púsose al trabajo de cronista con tal presteza, que en 1657 tenía ya preparado para la imprenta el VIII volumen de la Crónica del padre Yepes, que comprendía la historia de los cincuenta años de la época dorada de la reforma del Císter, continuando donde había acabado el padre Yepes, es decir en 1160. Y para sufragar su edición se hizo un repartimiento de cuatrocientos ducados entre los monasterios. Obtuvo también los dictámenes y licencias para la impresión antes de 1660, pero no se llevó a cabo, sin duda por la enfermedad que le llevó a la muerte. Quedó manuscrito y después de 1880 pasó al monasterio de Samos, donde fue pasto de las llamas en el incendio que asoló el monasterio en 1951. Tenía también acabado el IX volumen de la misma Crónica y una biografía del padre Yepes, cuyo paradero se ignora. [...]
Fuentes
Archivo de la Congregación de Valladolid, en Silos, Actas de los Capítulos Generales, II, fols. 218v., 231r., 233r., 251r.J. Ibarra, Historia del monasterio benedictino y de la Universidad literaria de Irache, Pamplona, Secretariado de Acción Social, 1939, págs. 296, 302; J. Pérez de Úrbel, Varones insignes de la Congregación de Valladolid, Madrid, Museo Provincial de Pontevedra, 1967, págs. 306-307; E. Zaragoza, “Los monasterios benedictinos de la ciudad de Zamora”, en Nova et Vetera, 10 (1980), pág. 280; Los Generales de la Congregación de San Benito de Valladolid, IV, Silos, Abadía, 1984, pág. 415; “Abadologio benedictino gallego (Siglos xvi-xix)”, en Studia monastica, 27 (1985), pág. 93; “Cronistas generales de la Congregación de San Benito de Valladolid”, en Boletín de la Real Academia de la Historia, t. 189, cuad. I (enero-abril de 1992), págs. 111-112.
Relación con otros personajes
Hechos y lugares
